martes, 2 de marzo de 2010

Erasmo de Rotterdam


(Rotterdam, 28 de octubre de 1467 - Basilea, 12 de julio de 1536)

Filósofo y teólogo flamenco. Hijo natural, a la muerte del padre fue desprovisto de su pequeña herencia por sus tutores. Su infancia fue trabajosa. La primera juventud la pasó en Gonda, donde estudió en las escuelas latinas de Derenter y Hortegensboch. Ingresó en el monasterio agustino de Stein en 1487, donde se inició en la «devotio moderna». En el mismo monasterio fue ordenado sacerdote en 1492, pero pidió dispensa de las obligaciones de las órdenes recibidas e incluso del hábito. Hombre de espíritu independiente, rechazó toda oferta o cargo que le impidiera mantener su independencia.

Entre 1493 y 1516 viajó por diversos países. Estuvo al servicio del obispo de Cambrais; estudió en la Universidad de París; fue a Inglaterra, donde tuvo la suerte de conocer a John Colet y a Thomas Moro. De Inglaterra se dirigió a Italia, donde obtuvo el grado de maestro y doctor en teología por la Universidad de Turín. Pero Erasmo fue, sobre todo, un gran humanista. Ante lo que él consideró corrupción de la lengua de Cicerón propugnó volver a las auténticas fuentes del latín, resucitando a los clásicos.

En Venecia, conoció a Aldo Manucio, uno de sus editores. En 1508, apareció la edición completa de sus «Adagios», colección de sentencias griegas y latinas, que, junto con el «Manual del soldado cristiano» (1503), le dieron a conocer en toda Europa. Esta última obra contenía ya las principales prácticas e ideales de la reforma protestante. En 1509, durante uno de sus viajes a Inglaterra, escribió la más famosa de sus obras: «Elogio de la locura» («Stultitiae laus») publicada en París en 1511. Se valió de la sátira y del sarcasmo para poner al desnudo la decadencia moral del mundo de su tiempo, y, especialmente, de la Iglesia. Condenó las indulgencias y toda la práctica de devoción formal tan decisivamente como lo hizo, más tarde, Lutero. Contra las obras meritorias, la religiosidad formalista y las reglas monásticas está, según Erasmo, la verdadera religiosidad, que es fe y caridad, conforme a las enseñanzas de los Evangelios.

Todos los temas de la polémica protestante contra la Iglesia se comentaron ya en la obra de Erasmo. Cuando se desencadenó la Reforma, Lutero se dirigió a Erasmo, que había sido precursor de ella, pidiéndole apoyo, pero Erasmo se negó a dárselo. No quiso ligarse a ningún partido, y menos a cualquier movimiento que pudiese alterar el orden. Con el fin de mantenerse neutral rechazó la oferta del capelo cardenalicio que le ofrecía el papa Pablo II en 1535. En Cambridge impartió clases, hasta 1517, como profesor de Teología. De 1517 a 1521 enseñó en Lovaina. La lucha religiosa le obligó a abandonar esta ciudad y a instalarse en Friburgo.
Otras obras importantes de Erasmo fueron; los «Colloquia familiaria», «Prefacios al Nuevo Testamento» y los escritos pedagógicos, de los que hay que destacar «Derationestudii» (1511), que es el programa del humanismo alemán.
Algunas de sus palabras y pensamientos:
La verdadera amistad llega cuando el silencio entre dos parece ameno.
El que conoce el arte de vivir consigo mismo ignora el aburrimiento.
La felicidad consiste, principalmente, en conformarse con la suerte; es querer ser lo que uno es.
La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa.
Moriré libre porque he vivido solo. Moriré solo porque he vivido libre.
La verdadera alegría nace en la buena conciencia.
Para el hombre dichoso todos los países son su patria.


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