sábado, 22 de septiembre de 2012

El sitio del amor fraterno

Los hermanos y los sacos de trigo

"Erase una vez dos hermanos que a la muerte de sus padres se repartieron en dos mitades la herencia. 
 

Al anochecer el mayor, casado y con muchos hijos, que había pasado el día trabajando con los suyos en sus tierras, se decía reflexivamente: "no es justo que yo haya recibido la mitad, tengo muchos hijos que crecerán y me cuidarán cuando sea anciano mientras que mi hermano, solo en la vida, necesitará más para asegurarse un cuidado en su vejez"




El hermano menor, soltero, trabajaba también sus tierras y en el descaso vespertino se decía pra sí: "No es justo que yo haya recibido la mitad de la herencia de nuestros padres. Estoy solo en la vida, necesito muy poco para vivir mientras mi hermano, con tantos hijos, deberían haber recibido mucho más que yo"

 



Después de estas reflexiones de los dos hermanos, cada uno de ellos, amparado en la oscuridad de la noche, iba a su propio granero, carga ba un saco de trigo y lo vaciaba en el granero de su hermano. 

Con este ir y venir, una noche se encontraron los dos hermanos, cada uno en dirección del granero del otro. 



Los hombres del pueblo, que habían decidido construir un templo a su divinidad, discutían acerca de cuál era el lugar más sagrado, más adecuado para la construcción del templo. 


Unos, más sabios, afirmaban que la montaña cercana, ya que las montañas habían sido siempre lugar de habitación de los Dioses, escenario de teofanías. 

Otros apostaban por el río como símbolo de la vida de sus tierras y personas, lugar de purificación y alabanza a sus Dioses. 

Todavía algún grupo de los más ancianos indicaban la plaza mayor del pueblo como lugar de encuentro humano, de relaciones personales cálidas y símbolos de la centralidad que el templo debería tener para los habitantes del lugar. 


Solamente uno, profundamente sabio, afirmó después de escucharles que el lugar más sagrado, donde verdad se podría construir adecuadamente el templo, eral el sitio en el que los dos hermanos, cargados con sus sacos de trigo, se habían encontrado. 

El sitio del amor fraterno...



Tony de Mello

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