Madre Aparecida, como Tú un día, así me
siento hoy delante de ti y de Dios, que nos propone una misión para la
vida , cuyos contornos y límites no conocemos, cuyas exigencias apenas
entrevemos. Pero en tu fe, gracias a la cual “nada es imposible para
Dios” , Tu, ¡oh Madre!, no has flaqueado. Y yo no puedo flaquear.
He aquí la sierva del Señor, que se haga en mí según tu palabra.
Así, como tú, yo abrazo mi misión. En tus manos pongo mi vida . Y vamos, tu, Madre, y yo, hijo, a caminar juntos, a creer juntos, a luchar juntos, a vencer juntos, como siempre juntos caminasteis tú y tu Hijo.
¡Mujer, aquí está tu Hijo! ¡Hijo, aquí está tu Madre!
Madre Aparecida: Un día llevaste tu Hijo al Templo para consagrarlo al Padre, para que estuviera totalmente disponible a la misión. Llévame hoy al mismo Padre, conságrame a Él con todo aquello que soy y con todo aquello que tengo.
¡Estoy aquí! ¡Envíame!
Madre Aparecida: Pongo en tus manos y lleva al Padre nuestro, a tus jóvenes, la Jornada Mundial de la Juventud: cuánta fuerza, cuánta vida y cuánto dinamismo que germina y florece y que puede estar al servicio de la vida y de la humanidad.
¡Acoge y santifica, oh Padre, a tu juventud!
En fin, Madre, te pedimos: Quédate aquí, acoge siempre a tus hijos e hijas peregrinos. Pero ven también con nosotros. Quédate siempre a nuestro lado y acompaña en la misión a la gran familia de fieles, sobre todo cuando la cruz pesa más. Y sostén nuestra esperanza y nuestra fe.
¡Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida! Amén.
He aquí la sierva del Señor, que se haga en mí según tu palabra.
Así, como tú, yo abrazo mi misión. En tus manos pongo mi vida . Y vamos, tu, Madre, y yo, hijo, a caminar juntos, a creer juntos, a luchar juntos, a vencer juntos, como siempre juntos caminasteis tú y tu Hijo.
¡Mujer, aquí está tu Hijo! ¡Hijo, aquí está tu Madre!
Madre Aparecida: Un día llevaste tu Hijo al Templo para consagrarlo al Padre, para que estuviera totalmente disponible a la misión. Llévame hoy al mismo Padre, conságrame a Él con todo aquello que soy y con todo aquello que tengo.
¡Estoy aquí! ¡Envíame!
Madre Aparecida: Pongo en tus manos y lleva al Padre nuestro, a tus jóvenes, la Jornada Mundial de la Juventud: cuánta fuerza, cuánta vida y cuánto dinamismo que germina y florece y que puede estar al servicio de la vida y de la humanidad.
¡Acoge y santifica, oh Padre, a tu juventud!
En fin, Madre, te pedimos: Quédate aquí, acoge siempre a tus hijos e hijas peregrinos. Pero ven también con nosotros. Quédate siempre a nuestro lado y acompaña en la misión a la gran familia de fieles, sobre todo cuando la cruz pesa más. Y sostén nuestra esperanza y nuestra fe.
¡Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida! Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario