"Fijémonos los unos en los otros,
para estímulo de la caridad y las buenas obras"
(Hb 10, 24)
La indiferencia y el desinterés "nacen del egoísmo, disfrazado de respeto por la esfera privada". Lo escribe Benedicto XVI en su mensaje para la Cuaresma 2012. En el texto, presentado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Papa explica que "el gran mandamiento del amor al prójimo exige y urge a tomar conciencia de que tenemos una responsabilidad respecto a quien es criatura e hijo de Dios".
Solo cultivando "esta mirada de fraternidad, la solidaridad, la justicia, así como la misericordia y la compasión, brotarán naturalmente de nuestro corazón".
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