"Dios está en la ciudad y allí se le puede encontrar. La ciudad tiene ciertamente un poco de la fascinación de Babel y mil tentaciones que la llenan y que parece que constantemente pueden desviarnos del Señor. Pero en el desierto, también podemos ser tentados. En medio de las soledades podemos ser charlatanes y a la sombra de los claustros se puede ser muy mundano. Dios está en la ciudad y es preciso buscarle allí. A quien llama, él le abrirá. A quien pide, le dará. Y quien le busca, lo encontrará."
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